25 GRUPOS ÉTNICOS, 10 GRUPOS LINGÜÍSTICOS. UN MOSAICO DE CULTURAS, DIFERENCIADAS PERO CON CARACTERÍSTICAS COMUNES
LAS POBLACIONES ORIGINALES
Un patrimonio de tradiciones, técnicas artesanales, conocimientos y saber hacer, en gran parte desconocido para nosotros.
“Los países más avanzados conducen al mundo hacia la catástrofe, mientras que los pueblos hasta ahora considerados primitivos intentan salvar el planeta entero. Si los países ricos no aprenden de los nativos, todos estaremos condenados a la destrucción.”
Noam Chomsky













LAS POBLACIONES ORIGINALES
¿Quiénes son los pueblos indígenas? En los últimos años, varios grupos han preferido autodenominarse "pueblos originarios" para subrayar que han vivido en este continente desde tiempos inmemoriales y que los europeos no llegaron hasta finales del siglo XV. Lo importante no es tanto la denominación, que puede considerarse una simple etiqueta, como el fondo y lo que significan estas presencias minoritarias, a menudo privadas de visibilidad, desprotegidas, marginadas y opuestas, en el mundo globalizado.
Los pueblos originarios tienen en alta estima a todos los seres vivos y les prestan gran atención, manteniendo un profundo respeto por la "Madre Tierra", una entidad única que comprende: plantas, animales y elementos naturales, todos ellos en equilibrio entre sí. La "Madre Tierra" no puede ser comprada ni vendida y no debe ser dañada. La deforestación, por otra parte, obliga a los indígenas a emigrar a las ciudades, en un entorno urbano totalmente ajeno a su hábitat tradicional; a reducirse a pequeños espacios rurales, donde no pueden sobrevivir cazando, recolectando y cultivando para su propio consumo. Tienen que someterse a otros señores, en trabajos para los que no están preparados. Además, siglos después de la Conquista, el problema de la destrucción del medio ambiente permanece, produciendo efectos nocivos no sólo para los pueblos indígenas, sino para toda la humanidad.

El famoso lingüista y filósofo Noam Chomsky escribió: "Los países más avanzados están llevando al mundo hacia la catástrofe, mientras que los pueblos que hasta ahora se consideraban primitivos están intentando salvar el planeta entero. Si los países ricos no aprenden de los indígenas, todos estaremos condenados a la destrucción". La visión indígena tiene como objetivo el desarrollo sostenible en el espacio y en el tiempo. Su objetivo es la calidad de vida de todo lo que existe y de todas las personas.
Los derechos fundamentales de los pueblos indígenas han entrado oficialmente en la conciencia pública internacional desde 1989 con el famoso "Convenio nº 169" de la Organización Internacional del Trabajo, dedicado a los "Pueblos Indígenas y Tribales" y sus derechos, ahora ratificado en casi todos los países del continente.
Luego, en el año 2000, se creó el "Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas", después la "Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas" en 2007 y, finalmente, la "Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas" en 2014. Es interesante observar que uno de los puntos fundamentales de estos documentos es la defensa, la apreciación y el mantenimiento de los sistemas culturales, las costumbres, las ideas y los valores, así como la capacidad de elección y decisión de las sociedades nacionales; es decir, precisamente aquellos aspectos que en el pasado se consideraban "costumbres bárbaras, primitivas, atrasadas y diabólicas".

Si se recorren las páginas web de las principales Agencias del Sistema de las Naciones Unidas, se verá la cantidad de documentos e iniciativas importantes que han tomado casi todas ellas en favor de los pueblos indígenas. La UNESCO, la OMS, la FAO, el FIDA y el Banco Mundial han creado diversas iniciativas y proyectos en favor de los pueblos indígenas. Los organismos gubernamentales y no gubernamentales también han aportado una cantidad considerable de fondos internacionales. Además, se han creado asociaciones indígenas, registradas como tales en la legislación local y nacional, y a menudo son socios directos mediante negociaciones en pie de igualdad en iniciativas y proyectos.
Los pueblos indígenas del gran Chaco, como muchos otros grupos de habitantes originarios de América Latina, han reivindicado recientemente la definición de pueblos indígenas, los primeros ocupantes del continente; y ya no como grupos étnicos. Como todos los demás grupos descendientes de sociedades precolombinas, han sufrido una presión transformadora, una dominación a veces despiadada, una marginación social, un acaparamiento de tierras y la destrucción de su hábitat. El Gran Chaco es una región extraordinariamente interesante: un ecosistema único en el mundo, todavía poco estudiado desde el punto de vista científico. La variedad ambiental se corresponde con una gran variedad de sociedades indígenas, que difieren en lengua, costumbres, habilidades, estilos de producción y actividades artesanales. En las últimas décadas también se han iniciado procesos de coordinación e intercambio entre los diferentes pueblos indígenas, que de diferentes maneras mantienen su identidad como "Pueblo del Gran Chaco". Basta con comparar los mitos de algunos de estos pueblos, que relatan el origen del mundo y las relaciones entre todos los diferentes seres vivos, para constatar la relación constante y a menudo simbólicamente refinada entre el entorno del Chaco y la vida de todos los seres vivos. Muchos de los pueblos indígenas del Gran Chaco poseen tradicionalmente un extraordinario conocimiento en profundidad no sólo de un entorno limitado, sino de los cuatro subsistemas ecológicos que caracterizan la zona (el bosque seco, el matorral, las zonas áridas y los pantanos de los ríos).
El bosque está siendo talado a un ritmo dramático. La región del Chaco comprende el segundo bosque tropical más grande de Sudamérica, después del Amazonas. Este pulmón verde está sufriendo una de las mayores tasas de deforestación del mundo para dar paso a las explotaciones ganaderas que satisfagan la demanda internacional de carne y cuero. Y así, esa parte de la población que ha optado por seguir viviendo sin contacto se ve obligada a refugiarse en zonas verdes cada vez más restringidas.

Muchos actores autónomos han trabajado en los últimos años, invirtiendo en proyectos a favor del Chaco y sus pueblos indígenas. Por ejemplo, Greenpeace se ha dedicado mucho al Gran Chaco, produciendo campañas de información en investigaciones empíricas sobre: la deforestación, la exportación de carne (de las ganaderías extensivas), la cantidad de dióxido de carbono que se libera cada año debido a la quema de gas, petróleo, carbón y estiércol del ganado. Entre las organizaciones internacionales, The Nature Conservancy (TNC) ha elaborado documentos y estudios muy precisos sobre la deforestación en la zona durante los últimos veinte años, y el Observatorio de la Tierra (NASA) ha publicado vistas satelitales muy detalladas de la deforestación en el Gran Chaco argentino. Pero también están trabajando algunas ONG importantes, estableciendo un estrecho vínculo entre la conservación y la restauración del medio ambiente. Por ejemplo, la ONG italiana COOPI, con sede en Milán, ha iniciado desde 2001 una serie de proyectos coordinados, con financiación de la Unión Europea y la Cooperación Italiana, en Argentina, Bolivia y el Alto Paraguay. También ha habido otras iniciativas internacionales coordinadas, como el Consorcio entre la Universidad Nacional de Formosa (Argentina), la Universidad de la Cordillera (Bolivia) y el Centro "Desarrollo, Participación y Ciudadanía" (Bolivia), que se ha centrado en estudios e intervenciones en la zona del Chaco, en temas como la agricultura reformada y sostenible y los recursos hídricos. Por último, cabe referirse a una iniciativa internacional que ha tenido un gran eco en América Latina: la realización en el Centro de Convenciones de Salta (Argentina) del "IV° Encuentro Mundial del Gran Chaco", celebrado en 2016 con representantes de todos los países de la zona, que produjo un interesante documento final, que mira con mucho cuidado y competencia al futuro: "Hacia una Agenda Chaco 2030". Entre las iniciativas internacionales que han atraído a estudiosos y expertos del mundo indígena latinoamericano, cabe destacar el gran proyecto promovido por el Istituto Italo Latino Americano de Roma entre 2005 y 2008 y titulado Identidades lingüísticas y culturales de los pueblos indígenas de las distintas regiones de América Latina.
En general, todos los pueblos indígenas de América están viviendo una etapa que podría llamarse de transición cultural. Los sabios ancianos y chamanes son testigos del debilitamiento de las prácticas ancestrales de su población indígena. Los jóvenes, influidos por su contacto con la sociedad y la avalancha de información procedente de la televisión e Internet, están desorientados y corren el riesgo de perder su identidad. Por tanto, existe una preocupación y un deseo generalizados de encontrar y construir una nueva forma de ser indígena en el siglo XXI; hay que promover una síntesis cultural dinámica, que se apoye en las raíces del pasado pero que produzca nuevos frutos. Hay que apoyarse en los procesos de interculturalidad, multilingüismo y recuperación de la historia que prepara a los jóvenes para convivir críticamente con otras culturas, utilizando las tecnologías sin abandonar sus valores identitarios.

Las actividades que se pueden realizar con el Museo Verde, entendido como un centro cultural donde se generan procesos de recuperación de la memoria histórica y procesos de creación de nuevas síntesis culturales, son una poderosa herramienta de empoderamiento étnico y de mejora de las condiciones de vida. (José Zanardini, 2018)
La cuestión clave para el futuro es la necesidad de que las comunidades indígenas puedan participar en las decisiones relativas a su territorio, que debe ser reconocido legal y jurídicamente como "propiedad indígena registrada". Sólo así tendrían voz y voto en las discusiones sobre las concesiones estatales para la exploración de petróleo y minerales, la inversión externa a gran escala en cultivos continuos (soja en primer lugar) y la ganadería extensiva. Aparte del reconocimiento de los derechos sobre las tierras habitadas, la única manera de lograr estos objetivos fundamentales es - al parecer - fortalecer la economía indígena, haciéndola más productiva y competitiva, formando empresas indígenas ecológicas y estableciendo relaciones sólidas con las redes internacionales de "mercado justo". El futuro de los pueblos indígenas del Gran Chaco, como el de las demás zonas indígenas del continente, también puede asegurarse con las herramientas aquí indicadas.

Hay que reconocer que en los programas del "Museo Verde" estas orientaciones son claras y explícitas. De hecho, incluye una serie de posibles iniciativas concretas que pueden asegurar una vitalidad y eficacia cada vez mayor a las actividades económicas de los pueblos indígenas de la zona chaquense (cultivo y comercialización de hierbas medicinales, revitalización y difusión nacional e internacional de la rica artesanía tradicional, instalaciones de microalojamiento para un turismo sostenible y responsable gestionado por los propios pueblos indígenas). En este caso, el fortalecimiento de la economía indígena podrá desarrollarse respetando meticulosamente la estrecha y continua relación entre el medio ambiente, la naturaleza y la cultura indígena.

LAS POBLACIONES ORIGINARIAS
EN CONTACTO CON MUSEO VERDE
La Red de Museos Verdes
En la actualidad, el Gran Chaco alberga comunidades pertenecientes a 25 grupos étnicos o pueblos diferentes, agrupados en 10 grupos lingüísticos distintos.
Son el resultado de las inmigraciones prehistóricas procedentes de Asia y Oceanía, y de las posteriores migraciones internas, conflictos, fusiones y remodelaciones que han continuado hasta tiempos recientes. El resultado es un cuadro cultural complejo, un mosaico de culturas, cada una de ellas diferente de la otra, pero al mismo tiempo unidas por características comunes.
Mucho se ha perdido, devorado por la globalización, pero mucho ha permanecido, gracias a la resistencia de estos pueblos.
El Museo Verde, con el objetivo de preservar y valorizar este patrimonio, ha establecido relaciones con comunidades pertenecientes a 7 de los 25 pueblos originarios aún presentes en la zona. Se trata de Yshir, Ayoreo y Ache en Paraguay, Kadiweo en el Pantanal brasileño, Wichi y Qom en Argentina y Ava Guaraní en Bolivia.
En este contexto crea:
Para ello, promueve los intercambios y contactos entre comunidades pertenecientes a grupos étnicos que en el pasado apenas mantenían relaciones conflictivas, con el objetivo común de preservar y potenciar las culturas indígenas.
En definitiva, la red es un recurso específico del Museo Verde en el que se apoya para obtener resultados en términos de solidaridad, emulación de buenas prácticas y sobre todo para alimentar un legítimo orgullo de pertenencia a una realidad de alto perfil y gran importancia, la de los Pueblos del Gran Chaco.